Ni 24 horas han pasado desde que hemos publicado este artículo con un 11 incidentes por parte de aviones rusos en una semana, cunado un 737 de UTair vuelve a ser protagonista, pero de un incidente muy grave.
Vuelo y avión
El avión implicado en este serio incidente ha sido el Boeing 737-500 con la actual matrícula RA-73038, pero hasta la nacionalización de los aviones por parte del gobierno ruso, el avión portaba la matrícula VQ-BAD. Esta unidad ha realizado su primer vuelo el 12 de septiembre de 1994 como LN 265 y fue entregado el 26 de ese mismo mes a Continental Airlines (ahora parte de United Airlines) como N16618.
En 2008 dejó de prestar servicio con la aerolínea norteamericana para pasar a UTair Aviation como VQ-BAD. Antes de entrar en servicio también le fueron instalados los winglets. La compañía rusa mantuvo el interior de Continental con 8 asientos en Business y 106 en Economy hasta el 2015, cuando cambió a su interior con 126 asientos en Economy.
El vuelo que estaba operando el 11 de diciembre era el UT351 entre el aeropuerto Vnúkovo de Moscú y la ciudad de Janty-Mansisk, una pequeña población a casi 3.000 km al este de Moscú en medio de la nada, aunque tiene un importante rol histórico, especialmente a finales de los 70 y durante los años 80 del pasado siglo, un rol del que hablaremos un poco más adelante.
Un vuelo comercial de UTair con material radioactivo a bordo
Poco después del despegue desde el aeropuerto Vnúkovo de Moscú, la tripulación del 737 de UTair declaró emergencia debido a un problema con los flaps y una alarma de funcionamiento erróneo del tren de aterrizaje y solicitó volver al aeropuerto de origen. Tras aproximadamente media hora realizando esperas al sur del aeropuerto, el avión volvió a aterrizar con la presencia de los equipos de emergencia, aunque no fue necesaria su intervención.
Una vez en tierra los pasajeros fueron desembarcados y fue entonces cuando se descubrió que en la bodega de carga había 19 kg de material radiactivo, una información confirmada después por el Ministerio del Interior ruso que además afirmó que el avión «contaba con una autorización especial para transportar dicho material», aunque no se ha aclarado qué tipo de material fue el transportado en el avión de UTair. Los pasajeros viajaron a su destino con tres horas de retraso con el RA-73045. Desconocemos si la carga también.
Jugando con fuego
Lo que si sabemos es que la ciudad de destino, Janty-Mansisk, fue un lugar de pruebas nucleares de la Unión Soviética a finales de los años 70 y durante la década de los 80 del pasado siglo. Básicamente las pruebas llevadas a cabo debajo de la ciudad consistían en la explosión de bombas nucleares a bastante profundidad para determinar su correcto funcionamiento y probar distintas cantidades de material nuclear enriquecido, ya fuera uranio o plutonio.
En los vuelos comerciales no está prohibido transportar cargas peligrosas, entre ellas material radiactivo (aunque puede haber cambios en la legislación de cada país). Pero este material suele ser generalmente material para clínicas o para investigación científica, ni mucho menos 19 kilos de un material del cual desconocemos su concentración de material radiactivo.
Lo que confirma este último incidente con el avión de UTair es que volar en Rusia cada día es más cuestión de fe que de seguridad y comodidad, algo por lo que siempre se ha caracterizado la aviación. Las sanciones contra Rusia por la invasión a Ucrania están teniendo efecto y por desgracia se ve cada día que se pone en peligro la vida de los pasajeros con aviones que pueden no estar en las mejores condiciones.