Lo que protagonizó este Airbus A330 de Air Transat ha sido un auténtico milagro. Perder la potencia de ambos motores es un asunto muy serio, pero si encima se pierde en mitad del océano Atlántico, llegar a salvo a una pista es un verdadero milagro. O no.
Vuelo 236 de Air Transat y avión
El 24 de agosto del año 2011, el vuelo 236 de la compañía canadiense Air Transat había despegado desde el aeropuerto internacional Pearson en Toronto con destino al aeropuerto de Lisboa, en Portugal.
El avión encargado de ese viaje fue el Airbus A330-200 con matrícula C-GITS propulsado por dos motores Rolls Royce Trent 772B-60. El avión había sido entregado a la compañía canadiense el 28 de abril de 1999 directamente desde la factoría de Toulouse y tenía una configuración interior con 20 asientos en business y 343 plazas en economy.
El día de este incidente, el avión llevaba a bordo a 293 pasajeros y 13 miembros de la tripulación. Realizó un despegue normal a las 00:52 UTC con 46.9 toneladas de combustible a bordo, lo necesario para llegar a Lisboa y una reserva de 4.5 toneladas.
Problemas en crucero
Toda la información compartida a continuación se ha extraído del informe oficial de la GPIAA portuguesa y la TSB canadiense que se realizó en colaboración con la BEA francesa (por el fabricante del avión).
A las 04:38 UTC, ya bien adentrados en el océano Atlántico, el avión comenzó a perder combustible por una línea del motor número 2, poco después, en cabina se empezaron a ver indicaciones de temperatura baja del aceite pero alta presión en el motor número 2. El capitán al mando Robert Piché con más de 16.800 horas de experiencia, lo consultó con el centro de mantenimiento de la compañía, obteniendo como respuesta que debían vigilar los indicadores.
A las 05:36 UTC saltó la primera alarma, esta era de desequilibrio de combustible pues los depósitos del ala derecha, donde se sitúa el motor número 2, habían reducido la cantidad de combustible. Siguiendo el procedimiento estándar marcado por Airbus, los pilotos transfirieron combustible del ala izquierda a la derecha. Un combustible que se acabó perdiendo también por el punto de fuga a unos 4 litros por segundo. La temperatura del aceite del motor número 2 seguía bajando mientras su presión subía.
5 horas después del despegue, a las 05:45, la tripulación del avión de Air Transat decidió desviarse por precaución a la base aérea de Lajes, en las islas Azores pertenecientes a Portugal. Así lo comunicaron a la compañía que, por supuesto, dió su visto bueno mientras en mantenimiento seguían tratando de averiguar lo que provocaba el problema.
Vuelo sin motores
Tres minutos después de decidir desviarse, declararon emergencia por cortos de combustible. Se les concedió prioridad absoluta para el aterrizaje. Pero, a las 06:13, el motor número 2 soltó varias llamaradas debido a la falta de combustible. La tripulación siguió la lista necesaria para apagar el motor en pleno vuelo y decidió descender desde FL390 a FL330, altitud idónea para vuelo con un solo motor, según los procedimientos de Airbus. El avión se encontraba todavía a 280km del aeropuerto de Lakes.
A 120km aún del aeropuerto, a las 06:26, el motor número 1 también petardeó antes de apagarse por falta de combustible. El A330-200 se había convertido en un planeador de 150 toneladas que volaba sobre el Atlántico sin ningún tipo de potencia y con más de 300 personas a bordo.
El primer oficial, Dirk de Jager se encargó de realizar los cálculos de planeo según los vientos y el peso del avión, recibiendo en todo momento indicaciones de los controladores de Lajes. El avión seguía descendiendo con una tasa que los pilotos calcularon óptima de 2000 pies por minuto.
Un poco más tarde, los pilotos tuvieron la pista de la base de Lajes a la vista y aunque el piloto realizó una serie de virajes para perder velocidad, acabó aterrizando a una velocidad de 200 nudos (cuando lo normal sería entre 135 y 145) y con los sistemas de frenado muy mermados, puesto que los frenos de las ruedas solo podían actuar con la reserva de presión que tenían acumulada, la presión hidráulica de los spoilers era limitada y no disponían de reversas porque los motores estaban apagados.
20 minutos después de perder el motor número 1, el avión de Air Transat aterrizaba en Lajes con un rebote duro, sobrepasados casi 850 m del umbral de la pista. Por suerte, debido a que los sistemas anti skid del avión no funcionaban, las ruedas del tren principal se quedaron bloqueadas, deshinchándose las ruedas y desganstándose los neumáticos, lo que provocó que la fricción de las llantas ayudara a frenar el avión hasta detenerlo por completo antes del final de la pista.
El milagro de las Azores
De los 303 ocupantes del avión, 16 personas resultaron heridas leves durante la evacuación y dos resultaron heridos graves, aunque se recuperaron. El avión, por su parte, sufrió daños en el propio tren de aterrizaje, los 8 neumáticos que se habían deshinchado y daños menores en la parte baja del fuselaje por restos de los propios neumáticos al gastarse contra la pista de aterrizaje.
El motivo de la pérdida de combustible fue localizado en la sustitución errónea del motor número 2 del avión. El motor del mismo se había averiado y Rolls Royce, empresa propietaria de los motores, había prestado uno a Air Transat mientras realizaban las reparaciones oportunas. El problema es que este motor era de una versión anterior, que empelando las mismas piezas que había en el motor retirado, no dejaba holgura entre la línea hidráulica y la línea de combustible, lo que provocó que finalmente esta última se soltara.
También se acusó al piloto por no haber identificado el problema como una fuga de combustible y haber transferido el contenido del ala izquierda a la derecha en vez de cerrar la válvula de alimentación cruzada. Sin embargo, ambos pilotos fueron calificados de héroes por haber conseguido planear durante 120km y 20 minutos con un avión de pasajeros de 150 toneladas.
Air Transat fue acusada formalmente del fallo que desencadenó el accidente y fue multada con 250.000 dólares canadienses en 2002, cuyo valor a día de hoy sería de poco menos de 400.000 dólares canadienses.
Esta hazaña ha roto numerosos récords mundiales, como mayor distancia planeada con un avión de pasajeros, mayor tiempo de vuelo sin motor con un avión comercial o planeo con más número de personas a bordo.
Sobre el C-GITS
En cuanto al Airbus A330 protagonista de esta historia, fue reparado y volvió al servicio comercial con Air Transat. En 2009 empezó una serie de alquileres a Garuda Indonesia y después de ser transferido y recuperado por la compañía 6 veces a Garuda y una a Thomas Cook Airlines Scandinavia, el avión fue dado de baja el 22 de marzo de 2020 y almacenado en Marana (Pinal Airpark) el 18 de octubre de 2021.
Técnicamente aún figura como propiedad del lessor AerCap bajo la matrícula N271AD y hace un mes encendió brevemente su transpondedor, hecho que quedó registrado en la página RadarBox. La última foto publicada de este avión es del 31 de julio y parece que aún tiene todos sus componentes, excepto los motores.
I was just out at Marana, AZ (KMZJ) and told this A330 in storage was the glider. pic.twitter.com/3Bb3VIizGq
— Bob Allen (@OMD_SkyDog) July 31, 2023
2 comentarios en “Air Transat 236: 22 años del milagro de las Azores”
Hay un documental sobre este incidente, lo vi hace algunos años y reconozco que fue fenomenal está hazaña.
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