Que a Boeing se le ha escapado de control sus líneas de producción no es ningún secreto, el fabricante estadounidense ha pasado por épocas muy malas que han mermado la fiabilidad que antaño tenían. Por eso ante casos desesperados, medidas desesperadas.
Mejorar el control de calidad de Boeing
¿Y quién mejor que un militar para poner orden? Por eso Boeing ha contratado al Almirante retirado de la US Navy Kirkland Donald para evaluar en profundidad todo el sistema de gestión y control de calidad de Boeing en todas las plataformas de la compañía.
K. Donald se encargará directamente de asesorar al CEO de Boeing, Dave Calhoun, y realizar una evaluación del actual sistema de control de calidad de Boeing, con el objetivo de detectar puntos débiles y fallos para que puedan ser corregidos a la mayor brevedad posible.
Sus sugerencias serán remitidas directamente al propio Colhoun y a la junta directiva de Boeing, dado que este asunto se ha convertido en absolutamente prioritario para la compañía, que ha visto como por segunda vez el 737 MAX ha sido puesto en tierra, lo que ha vuelto a mermar la confianza en esta compañía cuando parecía que por fin estaba levantando cabeza tras dejar atrás esos fatídicos años 2018 y 2019.
Por supuesto, las acciones de la compañía también se han visto afectadas, no podía ser de otra forma. Al cierre de la sesión bursátil el 5 de enero, las acciones de Boeing valían 249 dólares cada una. En el momento de redacción de este artículo, el último dato disponible es el cierre de la sesión del 16 de enero, cuando las acciones valían solamente 200 dólares, una pérdida tremenda en tan pocos días que parece que no se va a detener ahí.
Será realmente difícil que Boeing se recupere de esta
Como hemos dicho antes, Boeing se estaba recuperando de dos años muy duros, pero esto ha echado por tierra todo el esfuerzo hecho durante los últimos años. El MAX 9 volverá a volar a pesar de la cabezonería de la FAA, que parece que ha cambiado completamente de postura y ahora va de frente contra Boeing, algo que (como ya hemos dicho en este artículo) debió hacer hace años y no ahora.
¿Pero qué futuro le depara a Boeing? Lo cierto es que no le queda de otra que «tirar hacia delante con lo que tiene». En su situación actual, la compañía no se puede permitir otra cosa que no sea certificar cuanto antes el MAX 7 y el MAX 10, así como el 777X para salir del aprieto y poder ofrecer a los clientes algo que no sea el 787, el MAX 8 y el MAX 9 (cuando vuelva a volar, claro).
El diseño de un avión completamente nuevo se ve lejos de momento y es probable que no ocurra antes de 2030, 2035 siendo realistas (o pesimistas, como cada uno lo quiera ver). La única ventaja que tiene actualmente Boeing es que a Airbus le va demasiado bien, tan bien que le va mal. Con el máximo ritmo jamás registrado en la producción de la familia A320, Airbus tiene actualmente tantos pedidos que tardaría entre 7 y 8 años en entregar un avión que se pida actualmente y eso juega en ventaja de Renton, cuyos plazos de entrega son más cortos.
Pero puede ser que esto no dure para siempre y Boeing se tiene que poner las pilas en demasiados frentes a la vez.