Decir que un avión es el «más» de algo, es bastante ambiguo, dado que como todos sabemos los aviones están construidos para muchísimas finalidad diferentes y compararlos entre ellos es a veces complicado. No podemos decir que el B747 sea mejor que un A320 porque están construidos para finalidades diferentes. Lo único que podemos decir en este caso es el avión más largo, el más pesado, el más rápido, etc…es decir, comparaciones objetivas refundadas por cifras. Pero, ¿por qué decimos entonces que el XF-84H de Republic ha sido el peor avión de la historia?
Bueno, básicamente porque este avión militar dañaba a personas que estaban simplemente cerca de él. Seguramente a lo largo de los más de 100 años en los que se ha desarrollado la aviación, se han hecho aviones realmente malos, con fallos técnicos y de diseño, pero este ha sido un caso aparte. Antes de ver su parte mala, vamos a conocer un poco su historia.
Historia de un avión «cualquiera»
A principios de los años 50 del pasado siglo, la USAF patrocinó económicamente un proyecto para desarrollar un avión para la Armada (si, curioso) que requería un caza capaz de operar desde portaaviones sin necesidad de una catapulta. El reto era grande, pero Republic Aviation lo aceptó y pensó en desarrollar una versión turbohélice de uno de sus cazas de más éxito, el F-84F, aunque por aquel entonces solo estaba comenzando una andadura que le llevaría a tener más de 2700 unidades fabricadas para numerosos países.
Volviendo al avión que nos ocupa, que finalmente fue denominado como XF-84H, este fue sustancialmente modificado para instalarle el motor turbohélice Allison XT40-A-1 con unos impresionantes 5850 caballos de potencia. Por si fuera poco, se le instaló un posquemador que incrementaba la potencia hasta los 7230CV.
Sin embargo, este sistema de postcombustión nunca se llegó a utilizar por lo que veremos un poco más tarde. Uno de sus aspectos visibles más llamativos era la hélice que constaba de 3 palas cuadradas en su punta, fabricadas en acero y que tenían una velocidad máxima en sus extremos de 1446 km/h. Es decir, las puntas de las palas eran supersónicas.
Para contener tanta potencia de la planta motriz, el avión sufrió cambios considerables, como un diseño de flaps diferenciado y una cola en T para no verse afectada por el flujo del aire respecto al modelo del que derivaba.
Pruebas de vuelo, pero pocas
En un principio, tres prototipos iban a realizar los vuelos de prueba. Pero, en 1954 la Armada canceló el contrato cuando ya había dos unidades prácticamente listas. Así que en vez en enviarlas a un museo, Republic Aviation decidió utilizar los aviones como bancos de prueba, aunque sin éxito.
Los aviones fueron llevados a Edwards para comenzar los vuelos de prueba con únicamente dos pilotos: Lin Hendrix y Hank Beaird. Hendrix realizó su primer vuelo y al bajar aseguró que sería el último. Se negó en rotundo a realizar más vuelos con el que se suponía que tendría que ser el avión a hélice más rápido el mundo.
El piloto aseguró que no se atrevió a sobrepasar los 837km/h porque a esa velocidad el avión sufría de un fenómeno denominado como serpenteo, en el que la estabilidad longitudinal de un cuerpo varía de rumbo de izquierda a derecha de forma rápida y constante. El otro piloto, Beaird, realizó 11 vuelos y 10 de ellos acabaron con aterrizajes forzosos por fallos técnicos. Cuando el avión aterrizó por última vez, solo había completado 6 horas y 40 minutos de vuelo a lo largo de 12 vuelos, pero lo aprendido durante los mismos serviría para no cometer los mismos errores.
Fallos, problemas y desmayos
En primer lugar, el avión necesitaba una puesta en marcha y calentamiento de su enorme motor durante 30 minutos para poder operar de forma segura, por lo que realmente no era muy útil para responder al ataque de un enemigo de forma rápida y ágil y además antes de ir a la pista necesitaba volver a repostar combustible.
Durante uno de estos calentamientos, las ondas de choque provocadas por las palas de la hélice del aparato dejaron inconsciente a un tripulante de un DC-3 que se encontraba cerca del avión. Por suerte se recuperó, pero no fue el único caso de personas que habían sufrido desmayos por culpa de este avión ya que durante sus pocas operaciones, al menos una decena de personas sufrieron mareos y vómitos al encontrarse cerca del aparato.
Uno de los casos más graves fue el de un ingeniero de Republic Aviation que sufrió un ataque al corazón debido a las ondas que emanaban de la hélice de una de las unidades. Recordemos, que las hélices eran supersónicas a partir de los últimos 61cm de cada pala.
Un ruido descomunal
Nunca se midió de forma oficial el ruido que hacía este avión durante sus operaciones normales (aunque técnicamente nunca tuvo operaciones normales), pero era tan sumamente ruidoso que cuando despegaba, se podía escuchar a casi 40km de distancia en el desierto. Cuando volaba de forma recta y nivelada a velocidad de crucero, se le podía escuchar a casi 25km. Se estima que su nivel de ruido podría estar entre los 155 y 170 decibelios, una auténtica locura. Para tener una comparativa, la NASA midió el ruido del despegue del Saturno V (el mayor cohete de la historia hasta el 2023) en 204 decibelios y en 120 a 2.4km de distancia.
Finalmente, un año más tarde del inicio de las pruebas en 1955, se decidió cancelar el proyecto debido a sus innumerables problemas mecánicos y de diseño y una de las unidades fue desguazada, mientras que la otra permanece expuesta en el Museo Nacional de la Fuerza Aérea de los EEUU en Dayton, Ohio y, por suerte, no lo arrancan nunca.
Libro Guinness de los Récords y apodos
Aunque solo estuvo en el aire poco más de 6 horas, este avión estuvo registrado en el famoso libro Guinness de los Récords como el avión a hélice más rápido construido con una velocidad teórica de diseño de 1080km/h y que el fabricante reclamó en 1003 km/h como la velocidad máxima alcanzada.
Sin embargo, esto último nunca se pudo comprobar y la velocidad máxima registrada de forma oficial fue la del primer vuelo, 837km/h. Mantuvo este récord hasta 1989.
Normalmente para que un avión se gane un apodo tiene que demostrar primero de lo que está hecho, pero este avión se ganó dos apodos rápidamente: «Thunderscreech» (algo así como chillido del trueno) y «Mighty Ear Banger», que se traduciría como poderoso reventador de oídos. ¿Unos apodos merecidos?
Si es el peor avión de la historia de la aviación lo dejamos a juicio de cada lector porque aunque se aprendieron muchas lecciones de este aparato, realmente no servía para muchos cometidos y era más una declaración de intenciones que un avión pensado para operaciones reales. Los fallos del avión no permitían que este operara en la vida real en primer lugar por el daño que suponía para aquellos que se encontraban cerca de él.