El Lockheed SR-71 Blackbird ha sido un avión único, un logro de la ingeniería que ha llevado al ser humano (a pocos, eso sí) a velocidades y alturas nunca antes alcanzadas y, lo más importantes, de forma sostenida y no sólo durante unos pocos segundos.
La primera jubilación del SR-71
El SR-71 entró en servicio en el año 1966 y fue retirado al final del año fiscal 1989. Esta retirada en sí daría para otro artículo bastante extenso, pero no es el caso que nos ocupa hoy, así que diremos que en 1995 el avión volvió al servicio con la USAF de forma reducida (solo 3 unidades) y estuvo activo hasta 1999. Con la NASA estuvo volando desde 1991 hasta 1998 como banco de pruebas.
Volviendo al caso que nos ocupa, en el año 1989 se retiró de la USAF el SR-71 porque su tecnología se quedó obsoleta frente al U-2 ya la multitud de satélites que ya daban vueltas alrededor de nuestro globo. Su alto coste de operación hizo que el Congreso de los EEUU decidiera ponerle fin al programa de común acuerdo con la USAF, aunque entre los políticos había voces discordantes que pedían que se mantuvieran activas algunas unidades.
Concluido el año 1989, los aviones fueron puestos en tierra y la mayoría de ellos fueron cedidos a museos de todo el país, ese es el caso de nuestro protagonista de hoy, el avión con identificador 61-7972.
Despedida con estilo
Uno de esos aviones fue el antes mencionado 61-7972, un SR-71A que fue donado al Instituto Smithsonian de Washington DC para ser exhibido en el Centro Steven F. Udvar-Hazy, del aeropuerto internacional Dulles de Washington. Esta localización fue el resultado de una generosa donación que permitió ampliar la sección del Aire y el Espacio del museo Smithsonian, que se había quedado sin espacio en el National Hall de Washington. Este sería el nuevo hogar del Blackbird.
Así que dicho y hecho, el 6 de marzo de 1990 iba a tener lugar el último vuelo de un Lockheed SR-71 Blackbird precisamente para trasladarlo desde la factoría donde fue originalmente fabricado en Palmdale (California) hasta el aeropuerto Dulles de Washington D.C.
A los mandos del avión estaban el teniente coronel Raymond E. Yeilding y el teniente coronel Joseph T. Vida, experimentados pilotos de la USAF que tuvieron el honor de realizar el último vuelo dentro del programa Senior Crown, como habían apodado la retirada de este avión.
Sin embargo, el vuelo entre Palmdale y Washington iba a ser de todo menos aburrido, dejando el listón marcado por el SR-71 tan alto como su altitud de crucero, porque un gran avión no podía despedirse de los cielos de otra manera que haciendo aquello que mejor sabía: volar rápido, muy rápido.
Un vuelo: 4 récords
Los récords marcados por el SR-71 siguen imbatidos hoy en día y están certificados por la NAA (National Aeronautic Association). Estos son:
De Los Ángeles a Washington DC
Menor tiempo transcurrido con solo 64 minutos y 20 segundos para cubrir una distancia de 3.701 kilómetros a una velocidad promedia de 3.451,7 km/h.
De la costa oeste a la costa este
Menor tiempo transcurrido con solo 67 minutos y 54 segundos para cubrir una distancia de 3.869 kilómetros a una velocidad promedia de 3.419,1 km/h.
De Kansas City a Washington DC
Menor tiempo transcurrido con solo 25 minutos y 59 segundos para cubrir una distancia de 1.516 kilómetros a una velocidad promedia de 3.502 km/h.
De St. Louis a Cincinnati
Menor tiempo transcurrido con solo 8 minutos y 32 segundos para cubrir una distancia de 501.1 kilómetros a una velocidad promedia de 3.524,3 km/h.
El Museo Smithsonian comunicó que en un momento puntual el avión sobrepasó los 3.6000km/h.
Puede que el SR-71 Blackbird ya no vuele, pero siempre quedará en la memoria colectiva como un ejemplo de la ingeniería que el ser humano fue capaz de desarrollar en los años 50 y 60 y que hoy en día, medio siglo después, no hemos podido volver a desarrollar para acercarnos ni siquiera a esas marcas.