Hoy, 25 de enero, se cumplen 34 años del vuelo 52 de Avianca que estaba en aproximación al Aeropuerto Internacional de Nueva York, en Estados Unidos.
Vuelo de Avianca y avión
Aquel 25 de enero, el avión encargado para realizar este vuelo fue el HK-2016, un Boeing 707-321B de Avianca que había realizado su primer vuelo en junio del año 1967. Posteriormente fue entregado a Pan Am quien lo operó hasta febrero del año 1977, fecha en la que pasó a Avianca. En el momento del accidente, este avión había acumulado 61.764 horas de vuelo propulsado por cuatro motores JT3D-3B de Pratt & Whitney.
El vuelo 25 de Avianca era un vuelo regular de la aerolínea colombiana que tenía su origen en el aeropuerto El Dorado de Bogotá y que tras una escala en el Aeropuerto Internacional José María Córdova de Medellín, se dirigía al aeropuerto JFK de Nueva York. Aquel día el avión llevaba a bordo a 149 pasajeros y a 9 miembros de la tripulación.
Mal tiempo en el JFK
Los accidentes en aviación nunca se dan por una única causa y el accidente del vuelo 25 de Avianca no es diferente a esta regla no escrita. Aquel día, confluyeron en un lugar y momento determinados una serie de factores que acabaron por converger en el accidente del 707 de Avianca.
El Boeing 707 de Avianca había despegado desde Medellín con el combustible suficiente para llegar al JFK, la reserva legal y el desvío al aeropuerto alternativo que, en este caso, era Boston. A su llegada al área de Nueva York, el avión fue puesto en espera por los controladores aéreos debido a la mala meto en el aeropuerto, por lo que el avión entró en varios patrones de espera.
Por motivos que nunca han sido del todo aclarados, la tripulación no se desvió al aeropuerto de Boston tras 45 minutos de espera, cuando aún tenían combustible suficiente para hacerlo, en cambio permanecieron en las esperas. A los 77 minutos de espera sobre el aeropuerto, el controlador preguntó a la tripulación cuánto más podían seguir volando a lo que uno de los pilotos contestó que «solo 5 minutos». Ante esta alarmante respuesta, se envió al avión a la aproximación de la pista 22L del JFK.
El controlador avisó al vuelo de Avianca a vientos a una altitud de 1500 pies, pero el 707 encontró cizalladura a 500 pies por lo que tuvo que abortar el aterrizaje, sin embargo, el avión no tenía suficiente combustible para volver a realizar una aproximación. Tras avisar el piloto dos veces al controlador de que se estaban quedando sin combustible, el motor número 4 se apagó y después los otros tres, dejando al avión completamente sin potencia.
Momentos después, el avión se estrelló contra una colina en Cave Neck, a 24 kilómetros de la cabecera de la pista 22L del aeropuerto JFK, en las cercanías de una vivienda. 73 de las personas que estaban a bordo del avión fallecieron y 85 sobrevivieron con distintas lesiones. Este número pudo haber sido mucho peor si el avión se hubiera incendiado, cosa que no hizo porque ya no había combustible a bordo. El avión se rompió en tres trozos principales: la sección trasera del avión, la sección de las alas y la cabina, que prácticamente había desaparecido entre los restos. Nadie en tierra había resultado herido.
La FAA y Avianca se repartieron las culpas
La NTSB determinó que la causa principal del accidente fue la falta de combustible provocada por un fallo de comunicaciones entre los pilotos y el controlador de Nueva York. En ningún momento los pilotos declararon emergencia por cortos de combustible, sino que esperaban aterrizar tras recibir la confirmación del controlador de que tenían prioridad, aunque prioridad no significa emergencia.
En un primer momento, la NTSB achacó la culpa al 100% a los pilotos de Avianca, pero finalmente la FAA acabó pagando el 40% de las indemnizaciones y la compañía colombiana el resto.
Una curiosidad es que normalmente las aerolíneas retiran el número de vuelo si se ha producido un accidente con víctimas, pero actualmente el vuelo Avianca 52 es un vuelo de la compañía entre Lima (Perú) y Bogotá operado con un A320.